Sana tu mente, abre tu Corazon
“Para los maestros de Dios el daño es algo imposible. No pueden infligirlo ni sufrirlo. El daño es el resultado de juzgar. Es el acto deshonesto que sigue a un pensamiento deshonesto".
La idea de este artículo es ayudarte a que intercambies el enfoque de temerosa percepción del ego, con el enfoque de amorosa percepción del Espíritu Santo.
Cambiar de percepción: Paso Uno
Reconocer que no me valoro
Cada uno de nosotros, en este momento, tiene un enfoque específico para ver al mundo y a sí mismo. Esta manera de ver lo que está a nuestro alrededor puede compararse con “los cristales de las lentes” a través de las cuales miramos. Algunas lentes conducen a un sentido de tranquilidad interior, auto estima, y paz mental. Otras lentes conducen a tensiones, baja auto estima, temor constante y falta de confianza. Después de reconocer que puedes profundizar tus relaciones con otras personas, el primer paso para llevarlo a cabo es adquirir la habilidad para determinar cuáles lentes son “positivas” y cuáles no tienen valor. Son esquemas que podemos estudiar y modificar. Podemos considerar que el esquema que tiene valor verdadero es aquel que conduce a la tranquilidad mental. Por el contrario, el que no tiene valor nos conduce al conflicto.
Si nuestra percepción es falsa, negativa y basada en el pasado, y luego proyectamos esta mentira hacia el futuro, será imposible confiar. Aunque la lista de posibles esquemas negativos es infinita, a continuación se detallan las cinco más comunes que he encontrado. En letra cursiva se indica la experiencia que resulta cuando les damos valor. Recuerda, los esquemas negativos nos llevan a “darle valor a lo que no lo tiene”, y esto nos conduce a experiencias negativas.
Esquemas negativos y la experiencia resultante
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La gente me ataca. Es un mundo donde cada uno se vale por sí mismo. Si no me cuido yo, nadie más lo hará.
Soy muy sospechoso. No puedo confiar en el amor. No dejo que nadie se me acerque. Me siento solo casi todo el tiempo, pero nunca lo admitiría.
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Mi autoestima se basa en aparentar ante el mundo que estoy bien. Es más importante mantener una buena fachada que dejar que alguien se entere de como soy realmente.
Me preocupo de la imagen de mi físico. Tengo tendencia a trabajar sin descanso, y probablemente tenga propensión a la dependencia química. Mis relaciones son primordialmente superficiales. Cuando alguien trata de acercarse, generalmente me siento inadecuado.
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El que muere con más juguetes gana”. Las posesiones materiales me harán feliz. Cuanto más tenga, mejor me sentiré.
Nunca me siento completamente ‘adecuado’ porque siempre hay algo más que me falta adquirir. Sólo tengo felicidad momentánea cuando algo es nuevo, y entonces descubro que me falta algo más. Me comparo con los demás todo el tiempo.
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Mis logros son los que me definen. Cuanto más logro, mejor soy.
Constantemente persigo objetivos. Cuando los logro, posiblemente tenga una satisfacción momentánea. Si no obtengo convalidación externa, no me siento digno de atención. Mis relaciones generalmente están basadas en que yo soy dominante y controlador. Si no estoy en control, no me siento muy seguro.
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Soy una víctima del mundo. Siempre me ocurren cosas malas. La gente trata de aprovecharse de mi.
Siento que el mundo está contra mí. Porque creo que soy una víctima, me siento como una víctima. Tiendo a ‘echar culpas’ en forma crónica, y pienso que las cosas simplemente “ocurren” en lugar de considerar que yo tengo algún control o alguna responsabilidad sobre mi vida.
Cambiar de percepción - Paso dos
Adoptar una actitud abierta
Si queremos empezar a reconocer lo que tiene valor y lo que no lo tiene, debemos darnos cuenta cómo usamos los esquemas negativos. No es importante identificar y analizar todos tus esquemas. Es más importante que empieces a admitir que cuando estés dolorido, “Hay otra manera de ver el mundo.” “Dios es mi Fuente. No puedo ver separado de Él.”
Para la mente cerrada, conflictuada y arrogante esta aseveración no significa nada. La mente cerrada, que no confía dice: Hay una sola manera de ver las cosas, y mi manera es la mejor.
Si queremos confiar y amar más intensamente, debemos estar dispuestos a ser más flexibles en nuestra manera de pensar. Es nuestra manera de pensar la que determina el grado en que podremos confiar. Para curar la vergüenza, debemos estar dispuestos para traer situaciones pasadas a nuestra consciencia presente, de cambiar nuestra percepción de ellas, y luego soltarlas por medio del perdón. Mantener la vergüenza escondida sólo le pone un techo a nuestra capacidad de dar y aceptar amor.
En cualquier momento que sintamos que no podemos ser amados, que no valemos la pena y que no somos completos, ésa será la indicación de que estamos creyendo en una percepción falsa. Podemos aprovechar para entrar en un proceso que culmine en cambiar nuestras percepciones negativas acerca de quienes somos. Por ejemplo:
La situación
Algo “negativo” ocurrió.
La percepción pasada
He llegado a la conclusión que soy una persona mala, no soy inteligente, etc.
La percepción cambiada
Las percepciones de otras personas acerca de mí no indican lo que valgo. Soy una persona valiosa.
El perdón
Me libero a mí mismo y a los demás de mis pensamientos negativos. Todos merecemos el amor.
Al cambiar nuestra percepción no sólo lo aplica-
mos a nuestras experiencias pasadas, sino que también nos ayuda a vivir mejor la vida diaria. Cuando te encuentres en una situación en que te sientas tentado a enojarte, a sentirte culpable, avergonzado o perturbado de alguna manera, declara resueltamente: puedo elegir cambiar mi percepción sobre esto.
“En la quietud todas las cosas reciben respuesta y todo problema queda resuelto serenamente.”
Dos aspectos de la mente
Cuando decimos “hay otra manera de ver esta situación”, comenzamos indirectamente a pedir que una parte de nuestra mente, que había estado dormida, entre en acción. Podemos elegir una entre los dos aspectos de nuestra mente. Una es la mente ego; la otra la denominaré la Mente Integra.
La mente ego, o ego, está basada en el temor. Constantemente busca experiencias pasadas para reforzar la creencia que somos menos que íntegros. Expresado sencillamente, los diez mandamientos del ego son:
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El temor es real.
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La culpa es buena.
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El pasado es la base de la realidad.
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El futuro debe ser controlado.
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Estoy solo, fundamentalmente.
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Defensa y ataque tienen sentido si quiero estar seguro.
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Juzgar conduce a cambios.
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La comparación ayuda.
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El tener la razón es importante.
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La culpa me hace sentir mejor.
Nuestra Mente Íntegra está basada en el amor. La Mente Íntegra reconoce que la vida está interconectada. Es la fuente de la compasión. Los diez mandamientos de la Mente Íntegra son:
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El amor es la fuerza de cómo somos.
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El perdón es la llave de la felicidad.
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El momento presente es la base de la realidad.
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La elección siempre está con nosotros.
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Soy una parte de toda la vida.
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Dar compasión siempre resulta en algo positivo.
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Aceptar conduce al cambio.
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Ver las cosas que tenemos en común con otros nos trae la unión.
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Ser feliz es importante.
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Cada uno es responsable por lo que siente.
Nunca las circunstancias externas son las que determinan lo que es nuestra experiencia interior, no importa lo mucho que creamos que sea cierto. Lo que experimentemos dependerá de qué aspecto de la Mente valoremos.
Cuando decimos que “hay otra forma de mirar al mundo” estamos hablando de reemplazar la mente ego con la Mente Íntegra. “Confiar en nosotros mismos” se convierte, más precisamente, en aprender a distinguir entre la mente ego y la Mente Íntegra, y luego elegir prestarle oídos a la Mente Íntegra.
Cambiar la percepción: Paso Tres
Reconocer que la manera que indica el ego no ha funcionado y elegir lo que tiene valor
A menudo éste es uno de los pasos más difíciles para cambiar nuestra percepción y para adoptar un sistema confiado y amoroso de pensamiento. Es difícil porque esencialmente significa que el procedimiento del ego no nos ha servido. El ego es como un niño rebelde y comienza a patalear y gritar cuando no se le presta atención.
El procedimiento del ego para determinar la confianza, y el valor de las relaciones es estar constantemente evaluando, comparando, juzgando, criticando, proyectando, condenando, manipulando, avergonzando. Antes de encontrar la paz deberemos llegar a reconocer por completo que por estos medios nunca obtenemos lo que queremos. A veces cuando el ego ve que está perdiendo terreno, tratará de convencernos que es bueno mantener una parte de su manera de hacer las cosas. Proclama: “En esta situación es mejor recordar el pasado; acuerdate que saliste lastimado antes.” O, “No confiaría en esa persona, he escuchado cosas malas acerca de él.” Este paso para cambiar nuestra percepción requiere que veamos completamente que el procedimiento del ego nunca deriva en tranquilidad para la mente.
Recuerda lo que tiene valor.
Para concluir quiero ofrecer una breve lista de al-
gunas de las creencias “sin valor” que nos llevan a ser desdichados y faltos de amor. En contrapartida hay una lista de las creencias “valiosas” que nos conducen a que experimentemos tranquilidad de mente. Te invito a que las leas diariamente, con énfasis particular en aquellas que son valiosas, para recordar quién eres y qué quieres.
Creencias sin valor
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Cuanto más tengo, tanto más feliz seré. Más dinero, más reconocimiento, más posesiones materiales; éstos sobre todo son mis objetivos.
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El pasado es muy importante para determinar mi propia valía y la de otros. Un pasado “malo” es una señal segura de una persona “mala”.
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Mi cuerpo debería ser perfecto para que yo sea feliz.
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Envejecer es malo.
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La pérdida es real porque todos estamos separados unos de otros.
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Lo que tiene valor es lo que me hace ganar, ser mejor que otros o tener poder sobre ellos.
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Otras personas son las responsables de que yo me sienta una víctima.
Creencias valiosas
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Tengo todo lo que necesito para estar tranquilo en este momento. Estoy completo, y estoy lleno de amor abundante.
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En el momento actual reconozco el valor de cada individuo, incluyéndome a mí mismo.
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La salud es un estado de la mente. Mi felicidad depende únicamente de mis pensamientos.
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Cada uno de nosotros, en verdad, no tiene edad. Somos todos maestros unos de otros, sin tener en cuenta nuestra edad.
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Las mentes están unidas. La materia (cuerpos, posesiones, etc.) puede desaparecer con el tiempo, pero el amor, que es eterno, no es afectado por el pasar del tiempo.
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Lo que tiene valor es el perdón, o cualquier otro sentimiento que me permita acercarme a otra persona.
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Soy responsable por mis sentimientos, mis pensamientos, y mis acciones.
Del otro lado del temor está siempre el amor: queda protegido y esperando que lo descubramos.
Lee Jampolsky
