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el llamado del amor

¿Dónde está el llamado de amor?
Un concepto importante en el Curso es la idea de que detrás de cada ataque o error aparente existe un pedido de amor. Algunas veces, se usa la frase “pedido de ayuda”. Pero, ¿cómo reconocemos un pedido de amor, y cuándo lo interpretamos como un pedido de ayuda?

Consideremos algunos escenarios que reconoceríamos como similares a algunas experiencias que has tenido. Los detalles específicos pueden diferir, pero tu reacción emocional al contenido del escenario es algo que puedes evocar desde tu propio pasado.

El colega desleal
Lunes por la mañana. Reunión de personal en la oficina. Presentas tu posición sobre un tema controvertido, cuando repentinamente uno de tus colegas, un amigo que siempre te ha apoyado en esas discusiones en el pasado, te da la espalda y ataca tu posición – y por inferencia a ti. Él se pone de lado de la “oposición”, en tu contra. Quedas aislada.

El esposo infiel
Tu esposo tiene una aventura. Descubriste la prueba, aunque ya lo sospechabas desde hacia varios meses. Cuando lo confrontas, él lo admite, pero lleno de lágrimas te pide que lo perdones. “No significó nada”, te dice. “Es a vos a quien amo. Nunca antes me había sucedido. Pero es que últimamente trabajas tanto que me sentí solo y abandonado. Y simplemente sucedió”.

La suegra manipuladora
Tu suegra te llama otra vez por teléfono. Se cayó un árbol del jardín. Quiere que vayas y que de alguna manera pongas el árbol otra vez en su posición vertical y que lo ates a la pared exterior de la casa. Es un árbol muy grande, podrido por dentro, y sabes que se va a secar a pesar de que puedas plantarlo otra vez. Incluso otra tormenta severa puede provocar que el árbol vuelva a caerse, pero esta vez llevándose alguna parte de la casa. Tu suegra bien puede pagar un jardinero experto en árboles para que solucione el problema. Pero ella quiere que vos lo hagas, puesto que el experto puede decirle que su plan no va a funcionar. Esto ya ha sucedido otras veces, pero en otras áreas. Ella quiere que las cosas sean a su manera, y quiere que vos las hagas. Si el árbol se seca o daña la casa, ya sabes a quien van a culpar. Esto también ya ha sucedido otras veces.

La amiga enferma
Tu amiga está muy, pero muy enferma. Terminal, dicen. A menudo suele traer sus hijos a tu casa por la noche, se tira sobre el sofá, exhausta y enferma, y se queda dormida. Los chicos tienen hambre y están desaliñados. Su vida es un desastre, lo era incluso antes de enfermarse. Tú has visto cuán grande es su amargura y resentimiento en contra de su ex marido, y cuán grande es su enojo con sus padres, ya que ella siente que ellos la abandonaron. Se aferra a los resentimientos y proyecta culpa.

 ¿Qué hacemos en tales situaciones? ¿Cómo nos sentimos? ¿Cómo debemos reaccionar?

El Curso dice que en cada uno de estos escenarios hipotéticos hay un pedido de amor. Y también dice que deberíamos ver el pedido de amor.

Veamos como podríamos reaccionar utilizando aquello que el Curso llama “La Cara De La Inocencia”  

Ésta es la cara que sonríe y es amable, e incluso parece amar. Busca compañeros, contempla a veces con piedad a los que sufren, y de vez en cuando ofrece consuelo. Cree ser buena dentro de un mundo perverso.

La cara de la inocencia dice, “¿Quién, yo? No tengo nada que ver con esto”

Pero por detrás de esa máscara, la cara de la inocencia, existe un rápido y resbaladizo descenso desde la posición de víctima a la de victimario. “¿Porqué yo? ¡Yo no pedí esto! Soy una víctima indefensa. No me merezco este ataque/ traición/ manipulación/ demanda”.

Y casi instantáneamente,  “Tengo que defenderme. Voy a contra atacar, pero estrictamente como autodefensa, claro. Yo soy la víctima, así que estoy justificada”.

En otras palabras “El culpable eres tú, tú eres el malvado, el victimario, tú me obligaste a convertirme en un victimario para defenderme”.

Y aquí es donde generalmente nos detenemos. Ingresamos así en un ciclo de ataque-defensa-ataque-defensa y en evento inicial ahora crece hasta convertirse en una guerra con nuestro colega desleal. O terminamos la relación con el esposo infiel y cargamos ira y amargura para siempre.

Enojadas podemos rechazar el pedido de la suegra manipuladora, oponiéndonos a ser manipuladas y sentirnos culpables y enfurecidas por haber permitido que nos pusiera en esa posición – o bien puedes acceder al pedido, permitir que se nos manipule, y cargar una ira espumosa hacia la persona que nos manipula y también contra nosotras por no saber como salir de esa situación con elegancia.

Bien podemos ofrecer ayuda: sabemos que la amiga enferma colabora con su propia enfermedad debido a sus pensamientos de rabia y de falta de perdón, entonces podemos mostrarle como puede cambiar sus pensamientos y por lo tanto cambiar su vida, incluso hasta sanarse. Le podemos prestar el Curso y leerle algunas secciones importantes mientras ella descansa sobre e sofá.

Si tenemos voluntad, podemos ver detrás de la cara de inocencia-víctima-victimario y preguntarnos: ¿qué es este pedido de amor? Pero más importante aún, ¿qué es este pedido de amor que yo estoy sintiendo?

Podemos entender nuestro propio pedido de amor en una situación, el pedido de amor que experimentamos como una forma de temor (ira, resentimiento, frustración, tristeza, ataque, querer que alguien cambie). Y luego de que hayamos identificado nuestro propio pedido de amor, podemos preguntarnos, ¿qué es este pedido de amor?

Cuando estamos deseosos de mirar de frente al pedido de amor de la otra persona, nuestras máscaras y el enojo se disuelven. Experimentamos a nuestra hermana o hermano como si fuéramos nosotros mismos. Experimentamos nuestra esencia, que es amor.

 

Y aquí es donde uno puede confundirse, ya que el Curso específicamente menciona “pedidos de amor” 8 veces y “pedidos de ayuda” 13 veces. ¿Cuál es la diferencia? ¿Son acaso lo mismo?

El Curso dice que el ataque, el temor, la enfermedad, el odio y todos los errores son pedidos de amor 

Y el Curso dice que el ataque, la grandiosidad, el odio y las fantasías, los errores y el pecado son pedidos de ayuda 

Puede parecer que éstos términos sean intercambiables. Podemos inferir entonces que, algunas veces un pedido de amor debe ser respondido con ayuda.

¿Pero qué es la ayuda?
Un pedido de ayuda ha sido definido (por David y Rebeca Grudermeyer) como un pedido de amor equiparado con la voluntad de sanación. Si ofrezco ayuda en la forma de consejo no deseado o teología no deseada, es un ataque. Si yo, desde el espíritu de la amistad, trato de que alguien cambie que de hecho no pide cambiar (la amiga enferma), es un ataque. No es amor.

Pero por otro lado, si alguien pide auxilio (la suegra) y la ayudamos pero con resentimiento, es un ataque. Si nos negamos al pedido y nos sentimos culpables, es un ataque.

El colega desleal y el marido infiel, ¿son pedidos de ayuda? El colega probablemente no esté expresando una voluntad de sanación. Quizás el esposo sí, pero requerirá más investigación.

 

Recordamos la plegaria:

“Puedes hacer mucho a favor de tu propia curación y la de los demás si en situaciones en las que se requiere tu ayuda piensas de la siguiente manera:

  Estoy aquí únicamente para ser útil

Estoy aquí en representación de Aquel que me envió.
No tengo que preocuparme por lo que debo decir ni por
Lo que debo hacer, pues Aquel que me envió me guiará.
Me siento satisfecho de estar dondequiera que Él desee,
Porque sé que ÉL estará allí conmigo.
Sanaré a medida que le permita enseñarme a sanar

Ayudar es oír interiormente, pedir guía, permitirle al Espíritu Santo que nos enseñe a sanar. No es tener ideas preconcebidas con respecto a la forma que tomará la ayuda. Es tener voluntad de dar amor y sin el resentimiento de que nuestra ayuda no sea necesitada.

Esto no significa que no deba prestarse ayuda concreta. La amiga enferma, que nunca quiso ayuda para sanar su vida dolorosa, puede necesitar amor en la forma de atención para sus hijos, alimentándolos y bañándolos, preparándole una taza de caldo, dándole un masaje en sus pies, y estar allí con ella sin juzgarla, incluso sin hablar.

Puedes llevar a tu suegra a almorzar y escuchar su problema con el árbol y hacerle saber de tu preocupación por ella. Puedes también expresar como compartes con ella el sentimiento de indefensión y vulnerabilidad. Luego, puedes explicarle (gentilmente pero con firmeza)  que a pesar de que no eres capaz de hacer lo que pide, estás convencida de que podrá encontrar el jardinero experto en árboles que podrá ayudarla. Y durante el resto del almuerzo, puedes llevar la conversación a temas en los que le puedas expresar tu amor. Dado que estarás libre de culpa o resentimiento, ella se sentirá amada y no atacada. Y no percibirá que le dijiste no, ya que habrá obtenido lo que en verdad buscaba: amor.

Siempre es apropiado dar amor en respuesta a un pedido de amor, incluso cuando no están pidiendo ayuda. Algunas veces el amor sólo puede darse desde la distancia, en tu corazón y en tu mente. Algunas otras veces puede darse en formas más mundanas. La ayuda que en verdad quiero prestar – la salvación descripta en el Curso- no puede ofrecerse.

¿O sí puede?

¿Cómo puedo sanar la mente de mi hermano? Sólo sanando mi percepción con respecto a mi hermano. Puedo renunciar a la idea de que entiendo los motivos de los demás, el dolor, la indefensión o sus reacciones.

Puedo renunciar a juzgar lo que creo que está sucediendo. Puedo renunciar a pensar que sé lo que está sucediendo. Puedo renunciar a pensar que mi hermana o hermano están separados de mí, y que tengo que tratar de corregirlos o atacarlos porque no son como yo, son otros, tan separados y extraños.

Puedo recordar ahora “Confío en mis hermanos, que son uno conmigo” 

Puedo confiar en el que el Espíritu Santo está obrando en ellos, y de que son capaces de encontrar su propio camino.

Puedo confiar en que la Divinidad nunca ha sido amenazada, a pesar de las circunstancias de hoy.

Si mis amigos me piden con toda su voluntad ayuda y sanación, puedo invitar al Espíritu Santo, unirme con ellos en una experiencia mutua de enseñanza y aprendizaje.

Y esto es ser verdaderamente útil.
Judy Allen


 
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