10 Consejos Para Escuchar La Voz de Dios
Consejo 1 Cerrar Los Ojos
Consejo 2 Aquietando La Mente
Consejo 3 Abriendo La Puerta
Consejo 4 Pidiendo Señales
Consejo 5 Profundizando Tu Entendimiento
Consejo 6 Escuchando Tus Sueños Y Pasiones
Consejo 7 ¿Preferirías Tener Razón A Ser Feliz?
Consejo 8 Jugando Y Pasándola Bien
Consejo 9 Escuchando Exactamente Aquello Que Necesitas
Consejo 10 Estar Atentos A Nuestros Pensamientos
Consejo 1 Cerrar Los Ojos
Si queremos escaparnos del mundo durante un momento y permanecer algún tiempo en nuestro interior, si queremos escaparnos del mundo durante un momento para volvernos hacia adentro y buscar la Paz, la aceptación o la comprensión que deseamos; el primer paso debe ser cerrar tus ojos.
No te estamos diciendo que cierres tus ojos mientras estás conduciendo o caminando, sino más bien cuando te encuentres en un lugar calmo y apacible en el que puedas sentarte y cerrar tus ojos.
Si los ojos son la ventana al alma, los ojos son también la entrada al mundo. Cuando cierras tus ojos, cierras también la puerta al mundo. Eso no significa que el mundo deja de existir y que la conciencia que tienes de él desaparece; sólo significa que dejas de estar concentrado en aquello que parece estar afuera tuyo y que eres capaz de concentrarte en tu interior.
Cerrar los ojos es un acto muy simple y sin embargo es en verdad un compromiso para volvernos hacia nuestro interior. Es la voluntad de suprimir todo estímulo y distracción externa (aparente mente externa) y cerrando los ojos le permites a aquello que, siendo aparentemente oscuro, sea lo que es. Es la voluntad de volvernos hacia nuestro interior y sentarnos en esa apacible oscuridad.
En teoría no parece ser gran cosa, y sin embargo es un enorme compromiso volvernos hacia nuestro interior y permitirle a nuestros ojos que permanezcan cerrados, permitiéndonos sentir a salvo y sentirnos cómodos con nuestros ojos cerrados. Y así, cualesquiera sean los pensamientos que afloren con respecto al mundo, ya sea que provengan de un sonido que escuchas, de un pensamiento que pienses o del que te vuelvas conciente; tú solamente permites que se desvanezcan y así continuas con tus ojos cerrados, concentrado en tu conciencia interior en esa apacible oscuridad.
Cerrar los ojos bien puede algunas veces hacer que estemos mucho más concientes de nuestros pensamientos. Y estas son buenas y malas noticias. Algunas veces no queremos estar concientes de nuestros pensamientos y esta es una buena razón para dejar tus ojos abiertos y seguir ocupado y distraído. Pero al volvernos concientes de nuestros pensamientos podemos comenzar a cambiar nuestra experiencia de ellos, cualquiera sea la forma que deseamos. En muchas ocasiones, cerrar los ojos es el primer paso para poder estar realmente conciente de aquello que estamos pensando y de cómo nos sirven los pensamientos.
Entonces, durante los próximos días en toda oportunidad en la que puedas sentarte en un lugar seguro y apacible, cierra tus ojos y observa qué es lo que surge en tu mente y observa también cómo reaccionas ante ello. Simplemente permítete permanecer sentado, con tus ojos cerrados, sentado.
Simplemente permite que tus pensamientos pasen por tu mente, y ofrécete la experiencia de volverte a tu interior.
¿Qué es lo que te sucede cuando lo haces? ¿De qué te vuelves conciente? ¿Qué pensamientos surgen? ¿Qué sentimientos? ¿Te vuelves de alguna manera ansioso, nervioso o vulnerable? ¿Te sientes a gusto, a salvo, relajado? ¿Comienzas a tener pensamientos relacionados con todas las cosas que tienes que hacer? ¿Comienzas a tener pensamientos relacionados con todas las cosas que no has hecho lo suficientemente bien o rápido? ¿Qué alborea en tu mente cuando cierras tus ojos, cuando lo haces con toda intención y observas qué viene a tu mente? Estos pocos pensamientos de los que eres conciente cuando cierras tus ojos, son los que siempre están ahí en relación con el pensamiento de cerrar tus ojos.
Por ende, si es difícil dar el primer paso en la meditación y sentarse cómodamente y cerrar tus ojos y volverte a tus adentros, se debe a estos pensamientos que alborean en tu mente cuando te dispones a cerrar tus ojos y volverte hacia adentro. Y cuando estás conciente de ellos, cuando los observas y los reconoces, te das cuenta que no hay nada que temer, no hay nada que motive que te sientas ansioso y que probablemente ésta puede ser una experiencia relajante y confortable. Habrás de descubrir qué es lo que te sucede a ti cuando hagas esta práctica, cuáles son tus resistencias y comiences a hacerte conciente de los beneficios de sentarse apaciblemente con tus ojos cerrados. Volverte hacia tus adentros y tener una conexión interna contigo – una experiencia de ti mismo- es verdaderamente lo que buscamos. Y permitirte cerrar tus ojos es una hermosa transición hacia esa dirección.
Entonces, durante los próximos días en cualquier oportunidad que se te presente en la que puedas sentarte en un lugar seguro y apacible, cierra tus ojos y observa qué aparece en tu mente y observa cómo reaccionas ante ello. Permítete estar así sentado, con tus ojos cerrados y dejar que tus pensamientos deambulen mientras te regalas a ti mismo la experiencia de volverte hacia tu interior.
Consejo 2 Aquietando La Mente
Una de las cosas más importantes para escuchar la Voz de Dios de manera consistente en tu vida, está relacionada con tu capacidad para aquietar tu mente. Ahora bien, ¿por qué es importante aquietar tu mente para poder escuchar esta voz? Porque nuestra mente es el portal de nuestras percepciones. Es a través de nuestra mente que nosotros experimentamos las cosas. Sin la mente, seríamos incapaces de percibir sentimientos, pensamientos, conceptos, apreciaciones. Nuestra mente es el dispositivo de comunicación universal y cuando está ocupado, cuando está pensando en una y mil cosas, ya sea juzgando, luchando por su supervivencia o creando, bien puede ser muy difícil escuchar la guía interior, la calidez y la sabiduría que Dios conserva para nosotros.
Ahora bien, las formas para aquietar tu mente son muchas. De hecho, las posibilidades disponibles para aquietarla son tal vez ilimitadas. Entre las formas más comunes se encuentran la meditación, estar en contacto con la naturaleza, practicar algún deporte o artes marciales, todas son formidables maneras de aquietar la mente.
Nuestra mente se aquieta cuando está concentrada, relajada y en paz. Por lo tanto, no existe una única técnica de aplicación universal para aquietar la mente. Todos tenemos una particular forma para aquietarla, ya sea escuchando música, pintando o saliendo a caminar. Cuando aquietamos nuestra mente, de hecho estamos soltando toda distracción y nos alineamos con nuestra mentalidad recta en la cual mora el silencio.
Ahí es entonces cuando podemos escuchar la Voz que habla por Dios con menor esfuerzo y con mayor claridad. Esto es especialmente importante en una sociedad como la nuestra, que se encuentra tan ocupada haciendo tantas cosas todo el tiempo.
Nuestra lista de cosas para hacer es enorme. Siempre estamos haciendo malabares con diez cosas al mismo tiempo, cada una con sus diferentes prioridades. Quizás ésta sea la razón por la cual aquellas personas que viven de una manera sencilla, quizás en el campo o lejos del ajetreo y bullicio de la gran ciudad, llevan un ritmo de vida mucho más tranquilo. Estas personas además, suelen estar generalmente mucho más conectadas con sí mismas. Ahora bien, no es necesario vivir en el campo o no estar ocupado, sólo es necesario tener la voluntad para detenerse, tener la voluntad para que tu mente no corra todo el tiempo, tener la voluntad para concentrarse y volverse hacia el interior, hacia ese lugar calmo y sereno donde mora el Espíritu Santo.
Por muy extraño que parezca, Candace y yo tenemos nuestras propias formas para alcanzar ese lugar quieto. Antes de llegar a escuchar la Voz, no teníamos ninguna técnica que el Espíritu Santo nos hubiera entregado. En el pasado, ambos habíamos practicado diferentes formas y técnicas de meditación que funcionaban para nosotros. Pero cuando comenzamos a celebrar talleres, no sabíamos cómo hacer para que las personas se volvieran hacia el interior para escuchar Su Voz y así fue que le preguntamos al Espíritu Santo cómo hacerlo y es en verdad sorprendente que nos ofreciera una técnica tan simple y efectiva. En este articulo no tenemos espacio de explicarla, de hecho nos toma todo un día hacerlo. Pero alcanza con decir que sólo es necesario detenernos, detenernos para volvernos concientes de aquello que estamos pensando de forma tal que tomemos la decisión de aquietarnos.
Este es el porque es crítico aquietar la mente, tomar un momento y detenernos, reconocer qué es lo que esta sucediendo con nosotros mental y emocionalmente y una vez que hemos reconocido esto, decidir simplemente que vamos a abandonarlo. Dirígete hacia ese lugar quieto y permítete estar presente en ese momento.
Durante los días subsiguientes, busca aquellas formas que funcionen para ti a fin de aquietar tu mente, ya sea escuchar música clásica o salir a caminar, tomarte de las manos de tu pareja, hamacarte en tu patio. No importa la forma en la que alcanzas ese lugar interior, una vez allí es en verdad maravilloso. Entrégate a esta práctica durante los próximos días. Haz lo mejor que puedas para pasar al menos cinco minutos diarios durante los próximos días haciendo aquello que necesitas hacer para aquietar tu mente y una vez que lo has conseguido, pídele ayuda a Dios ya sea para algún tema especifico o general y observa qué respuesta viene a ti. Es muchísimo más fácil escuchar cuando has aquietado tu mente que tratar de escuchar la voz de Dios en un torrente de pensamientos y prioridades.
Consejo 3 Abriendo La Puerta
El Espíritu Santo está siempre con nosotros, es siempre uno con nosotros, escuchándonos, comunicándose con nosotros.
En la búsqueda para escucharlo, en la búsqueda para recibir consejo, orientación, guía, discernimiento, paz es necesario que invitemos al Espíritu Santo.
Ya que siempre está con nosotros, y siempre nos escucha, en cualquier momento podemos decir “Espíritu Santo, ayúdame ahora. Espíritu Santo permanece conmigo. Espíritu Santo, no entiendo esto, ¿puedes mostrarme otra forma de verlo?” y así se cumple.
Pero el Espíritu Santo no hablará con nosotros, no nos ofrecerá su perspectiva, no nos mostrará la verdad en una situación a menos que le preguntemos. Es igual que un padre, una pareja o un amigo amoroso. Ninguno nos da un consejo a menos que primero preguntemos.
Son muchas las razones para esto, sin dejar de mencionar que el Espíritu Santo sólo ve la perfección en nosotros. El Espíritu Santo no percibe problemas. No veras entonces la respuesta a menos que busques específicamente la ayuda del Espíritu Santo.
El proceso para buscar la ayuda del Espíritu Santo no necesariamente tiene que ser conciente. Bien puede ser un pedido de ayuda sutil, subconsciente, que habrá de permitirle al Espíritu Santo comunicarse con contigo de cualquier manera. Pero siempre tiene que extenderse una invitación, de alguna manera u otra, al Espíritu Santo.
Y si realmente estás consciente de querer la ayuda del Espíritu Santo entonces extenderle una invitación muy explícita es la manera más efectiva.
Esto no significa que necesites hacer algo para conseguir la atención del Espíritu Santo ya que tienes su atención todo el tiempo; sino esto significa que tú quieres la atención del Espíritu Santo sobre un tema específico para encontrar Paz.
Tú no quieres la ayuda del Espíritu Santo si estas buscando otra cosa que no sea Paz, ya que es Paz todo aquello que el Espíritu Santo tiene para brindarte. Y así, el pensamiento de querer Paz es en sí mismo una invitación al Espíritu Santo.
Cuando invitas al Espíritu Santo, estás abriendo la puerta a esta Voz, a esta conexión, a esta relación.
Y también abres esta puerta en tu conciencia y así alcanzas un sentido más profundo de su presencia en ti. Y cuando te encuentres a ti mismo queriendo en verdad Paz, buscando una perspectiva que te haga sentir bien, cierra tus ojos, vuélvete hacia tu interior y dile al Espíritu Santo “Por favor, ¿ me ayudarías a ver esto de otra manera?”.
Y recuerda que con esa invitación tu petición habrá de ser respondida instantáneamente.
Bien puede ser que tome algún tiempo que la respuesta llegue en términos acordes a tu petición, pero la respuesta te será brindada inmediatamente puesto que ya ha sido depositada en tu mente y por lo tanto, la conciencia de esa respuesta habrá de despertar.
Y así es que el Espíritu Santo se siente agradecido cada vez que tu abres esa puerta, cada vez que tu buscas Paz, cada que Le permites desempeñar su función. Espera con alegría entonces la próxima ocasión en la que debas afrontar una situación ya que tendrás la oportunidad de fortalecer tu conciencia de que esa puerta permanece siempre abierta.
En los días por venir, y tal como las cosas surjan en tu mente y desees verlas de otra manera, desees Paz en una situación determinada; recuerda extender la invitación al Espíritu Santo para alcanzar esa perspectiva nueva. Recuerda estar conciente de la presencia del Espíritu Santo y de Su deseo de brindarte esa perspectiva que tanto anhelas.
Consejo 4 Pidiendo Señales
Tal como hemos mencionado, el Espíritu Santo puede ver todo como una oportunidad para comunicarse con nosotros. Y todo en el mundo puede ser un mensaje del Espíritu Santo, si es contemplado desde la perspectiva correcta.
Escuchar nuestras emociones, nuestras pasiones y sueños es una hermosa manera de escuchar esta Voz. Es una comunicación simple y muy directa.
Muchas son las personas que piensan que Dios está afuera de ellos, que el Espíritu Santo está afuera de ellos, que estos son seres que están en el cielo mirándonos desde la distancia, seres separados de nosotros, superiores, sabios. De hecho, somos Uno con Dios y el Espíritu Santo. Somos parte de ellos y ellos son parte nuestra.
Por ende todo está en nuestro interior. Nuestra conexión con Dios y con el Espíritu Santo reside en nuestro interior y podemos experimentar nuestras pasiones y sueños como comunicaciones desde el Espíritu Santo. En mi vida, siempre me sentido impulsado a seguir mi corazón y siempre me ha conducido en la dirección correcta.
Con esto no estoy diciendo que seguir este impulso no me ha conducido a dificultades desafiantes o a frustrantes situaciones de aprendizaje. Sin embargo y vistas de lejos, todas y cada una de esas experiencias me han conducido al entendimiento, a la comprensión y la conexión que ahora siento. Todas estas experiencias han sido importantes en mi evolución y crecimiento.
La mayoría de nosotros duda de su propia inspiración, pasiones y sueños pensando que no pueden provenir de Dios. Pensamos mal de nosotros, no apreciamos nuestra valía. No vemos que sea posible seguir nuestra inspiración. Y sin embargo, aquellos que sí siguen sus sueños, conocen las recompensas de hacerlo. Saben de la conexión que sienten al seguir sus sueños, saben de la certeza que tienen al fluir con sus sueños porque de hecho, estas partes de nuestro ser que se manifiestan provienen de las profundidades de nuestro verdadero ser, esa parte que conoce el verdadero propósito de nuestra vida, la parte que conoce aquello que es para nuestro bien, la parte nuestra que sabe qué forma de servicio queremos desarrollar en esta vida – y así estamos permitiendo que esa parte de nuestro ser que desarrolle dentro nuestro, que se exprese a través nuestro y que se manifiesta como nosotros.
¿Cómo sabes si algo es para tu bien?
¿Cómo sabes que algo proviene realmente de tu corazón, de tu verdadero sueño? En mi experiencia, es algo que, a pesar de no escucharlo, no seguirlo, siempre vuelve hacia mí. Incluso si se lo he entregado al Espíritu Santo, vuelve hacia mí con mucha más fuerza. Si no sabes si algo es para tu bien o si en verdad es tu llamado interior, entrégaselo al Espíritu Santo.
Si regresa a ti con más fuerza, más vibrante y con más certeza que antes, entonces sabrás que vuelve hacia ti por una razón.
También sabrás que ese sentimiento, que esa pasión en tu interior sólo brota con fuerza de forma tal que puedes abrazarla y hacerla realidad.
Estas son comunicaciones desde tu verdadero ser, desde Dios, desde el Espíritu Santo que te conducen hacia un mayor crecimiento, tanto de tu aprendizaje como de tu servicio.
Crecer y servir no significa que siempre estaremos plenos de paz o de gracia o que haremos todo sin esfuerzo. Bien tendremos que luchar, bien tendremos algunos dolores, pero serán siempre bendiciones cuando las observemos desde la perspectiva correcta.
Durante los próximos días, reserva algo de tu tiempo para contemplar tus sueños. ¿Qué es lo que en verdad quieres? No me refiero a una casa más grande o tener una fortuna, sino que si fueras a morir el mes que viene, ¿qué sería importante para ti experimentar o lograr? Si estuvieras en tu lecho de muerte, y tuvieras que contemplar toda tu vida pasada para no arrepentirte de nada, ¿qué hubieras hecho diferente? Esa es tu pasión, esos son los sueños y la inspiración a la que me refiero, la parte más profunda de tu ser que quisieras experimentar y manifestar en el mundo.
Escúchala, confía en ella y pregunta que pasos debes dar para manifestar ese sueño en tu vida.
Durante los días siguientes, reserva algo de tiempo para observar todo esto en ti, para conectarte con este sueño en tu interior y ten presente que cuánto más lo sientas, cuánto más lo experimentes, más cerca estás de conseguirlo.
Consejo 7 ¿Preferirías Tener Razón A Ser Feliz?
Con frecuencia, cuando alguien pregunta “¿Qué es lo que me impide escuchar al Espíritu Santo?” o “¿Qué es lo que me impide fortalecer mi relación con el Espíritu Santo?” la respuesta es que prefieres tener razón a ser feliz. Y mientras sigamos prefiriendo tener razón, no hay lugar para el Espíritu Santo.
El Espíritu Santo no esta interesado en tener razón, solo esta interesado en la mentalidad correcta. Y la mentalidad correcta es la forma ver las cosas en la que esencialmente todos ganan. Es una perspectiva de la verdad que es siempre amorosa, siempre generosa, siempre gentil, para con todos los aspectos y no con uno solo. No hay cosas buenas y malas con el Espíritu Santo, por lo tanto no es posible estar apegado a tener razón y ser capaz de pensar con el Espíritu Santo al mismo tiempo. El Espíritu Santo solo piensa en términos de la verdad, lo cual significa que existe un propósito y un motivo para todo lo que está sucediendo. Y esa razón esta relacionada con la perfección, con el entendimiento, con el amor. Tener la voluntar de ser feliz en lugar de tener razón es una voluntad para pensar conjuntamente con el Espíritu Santo. En el mundo, es común tener una experiencia de alguien que nos lastima, que nos hace daño, que nos ataca o que provoca dolor o sufrimiento, ira o tristeza. Y la persona que tiene esta experiencia se siente justificada en su ira, en su tristeza, resentimiento y tienen una fuerte creencia que dice “Si esa persona hace eso, tengo derecho a sentirme de esa manera. Tengo derecho a pensar mal de esas personas, tengo derecho a juzgarlos, a separarme de ellos”, y así sucesivamente,
Y si de hecho quieres juzgar y separarte, esta idea va a funcionar. Pero si estas buscando Paz, aceptación, dicha, felicidad, Unicidad, entonces habrás de elegir ser feliz a tener razón. De esta forma, habrás de abandonar toda justificaciones que surja en tu mente y te permitirás buscar una comprensión más amplia de la situación, estar conciente de que la otra persona tiene su propio dolor, sus propios temores, sus propias interpretaciones erróneas, que tú tienes las tuyas, y que nada es intencional. Y así te permites a ti mismo contemplar la inocencia de aquello que piensas que ha sucedido, la inocencia de la otra persona y tu mismo. Te permites a ti mismo percibir la situación con la perspectiva del Espíritu Santo y esta voluntad de ser feliz en lugar de tener razón. Tan pronto como estés dispuesto a ser feliz y no estar apegado a tener razón, descubres que estas pensando con el Espíritu Santo.
En los días venideros, cuando los eventos que surjan te hagan `pensar “OH, esto que ha sucedido en el mundo está mal y no debería estar sucediendo” y te sientas muy, pero muy seguro de que tienes razón, y tienes todas las pruebas del mundo, detente por un momento y repítete: “¿Preferiría tener razón a ser feliz? a la única persona que estoy lastimando al querer tener razón es a mí misma. En este momento puedo elegir ser feliz y al elegir ser feliz, puedo tener el efecto sobre el mundo y mi hermano que en verdad quiero”.
Y cuando no puedas tomar la decisión de ser feliz, deja que todo fluya, las cosas son lo que son ahora y ya tendrás otras oportunidades de elegir y contemplar aquello que has elegido.
Consejo 8 Jugando Y Pasándola Bien
Para la mayoría de nosotros, escuchar la Voz que habla por Dios, estar en el camino, servir a Dios y cosas por el estilo, es algo muy serio.
Y digo esto porque es estresante, debido a que nuestra culpa es muy densa. Es algo muy serio, no queremos hacer las cosas mal, queremos ser amados por Dios, no queremos cometer ningún error, queremos ser exitosos, queremos que las cosas sean lo mas fáciles posible, queremos cumplir con nuestro propósito.
Estas cosas son importantes para nosotros y como tales, las tomamos con mucha seriedad. Y tengo que admitirlo, me siento culpable de tomar estas cosas con tanta seriedad. En muchas ocasiones de vida o muerte, qué dirección tomar, en qué dirección ir, si no escuchaba Su Voz inmediatamente, todo había sido en vano. Me rendía a la frustración, a las lágrimas y a la ira. Me sentía desesperanzado.
Pero la verdad es que si caminamos este camino espiritual con temor y culpa, con preocupación y ansiedad, lo único que conseguiremos es que sea más difícil, que sea más arduo y que no sea divertido para nada. ¿De dónde crees que proviene la expresión “iluminarse”?
Literalmente, proviene de la luz que somos. Dicha, pasión, felicidad, expansión, son todas cualidades de la verdad, de Dios del Espíritu Santo, de la parte de nuestra inocencia que no teme, que sabe de nuestra perfección, que no se desvela por los resultados sino que descansa en la Paz de aquello que en verdad somos; somos el amor que Dios ha creado.
Por lo tanto, seguir un camino espiritual y escuchar la Voz que habla por Dios no implica seriedad, sino más bien por iluminación. Y créeme, sé bien que esto no es siempre la cosa más fácil de hacer, especialmente cuando esas cosas son muy importantes para nosotros.
Sin embargo, sigue siendo cierto. Aligerar nuestra carga, disfrutar de la vida, jugar, no tomar las cosas con mucha seriedad. Tomar un tiempo libre para salir de vacaciones, para caminar en el parque, hacer cosas que son divertidas.
Estas cosas nos restauran al estado del ser que es nuestra herencia natural, que es nuestro estado natural. Y cuando somos restaurados a nuestro estado natural, podemos escuchar la Voz que habla por Dios sin esfuerzo, con claridad y certeza.
Nuestras mentes se aquietan y dejan de preocuparse por las cosas del mundo. Descansamos. Podemos estar muy activos, pasándola bien, pero nuestras mentes descansan, están en paz, y no están llenas de temor y culpa, sino que verdaderamente disfrutan de quien somos.
Tomarse un tiempo de nuestra agitada vida solo para divertirnos un poco y pasarla bien es sumamente sanador y es un buen canal para escuchar la Voz que habla por Dios con mayor consistencia en nuestra vida. Cuando Jesús dijo que teníamos que volvernos como niños, el espíritu de disfrutar de la vida era parte de ser como niños. También era parte la inocencia, la sorpresa y también incluye los juegos que jugamos como niños.
Por lo tanto, ofrécete a ti mismo este regalo del juego, de aligerar tu carga, de disfrutar de ti mismo especialmente durante los tres próximos días al practicar esta idea.
Tómate un tiempo ahora mismo y piensa en lo que vas a hacer para alivianar tu carga, escríbelo en tu agenda o calendario y tómate el tiempo para realizar cualquier actividad que en verdad te permitan abandonar todo dolor y divertirte y ser sólo tu único ser.
Luego de ello, tómate un momento y pide consejo, pídele a Voz que habla por Dios que se comunique contigo.
Escucha en tu interior observa cuán fácil es escuchar, tener claridad y saber que es lo que mas te conviene.
Cuando jugamos, cuando nos divertimos, nos empujamos suavemente hacia nuestra mente recta y cuando lo hacemos, escuchar la Voz que habla por Dios se transforma en algo tan natural como jugar al igual que niños.
Consejo 9 Escuchando Exactamente Aquello Que Necesitas
Cuando buscamos comunicación desde el Espíritu Santo, cuando buscamos guía o comprensión o una perspectiva de Paz, todos habremos de escuchar aquello que sea necesario que escuchemos y que tenga sentido para nosotros.
Si diez personas estuvieran compartiendo la misma experiencia y le pidieran al Espíritu Santo que las ayudara a comprender o percibir la situación de una manera diferente; las diez personas recibirían una comunicación distinta.
Todos tenemos diferentes experiencias, entendimientos, educación, conciencia y el Espíritu Santo empleará todo para ayudarte a comprender qué está sucediendo.
El Espíritu Santo utilizará metáforas y analogías para que tú puedas comprender. El Espíritu Santo no utilizará metáforas sobre el dinero con una persona que no se dedique a temas financieros o metáforas sobre construcciones a una persona que es maestro, etc. y así es como cualquier cosa, en términos del lenguaje, vocabulario, conceptos y ejemplos que pueda ayudarte a comprender; habrá de ser utilizada por el Espíritu Santo.
De esta manera es como cada uno tiene su propia experiencia personal del Espíritu Santo.
Así es como cada uno puede conocer que de hecho está escuchando al Espíritu Santo, ya que será una perspectiva muy amorosa que realmente es personal y tiene sentido para esa persona.
Una persona bien puede ser capaz de relacionar las cosas basándose en la comunicación que el Espíritu Santo le brinda mientras que para otra persona esa misma comunicación no tendría ningún sentido.
Por lo tanto este es un maravilloso atributo si, a través del Espíritu Santo, deseas hablar con las personas adecuándose exactamente al lugar en el que se encuentran.
Cuando uno entrega una conversación al Espíritu Santo, la Paz siempre se encuentra presente y esto proviene desde esta individualizada y personalizada forma de presentarse la verdad.
Bien podría parecer que este abordaje perpetúe la idea de la separación o individualismo, pero cualquiera sea la forma en la que cada aspecto del Dios o de su Hijo es capaz de recibir y comprender y entender la verdad para poder aplicar, esa verdad capaz es perfecta.
Que cada uno tome esa verdad y la utilice es lo verdaderamente importante, de forma tal que todos nos acerquemos al centro de las cosas.
Cada uno de nosotros parece estar haciéndolo de acuerdo a su propia forma, a su propio ritmo, de acuerdo con sus propias creencias y perspectivas, pero todos nos acercamos al mismo objetivo.
No es importante cómo es que llegamos a ese lugar, cada oportunidad de encontrar la verdad nos conduce más cerca de ese centro de forma tal que esa verdad cobre sentido.
Sea lo que sea aquello que estás deseando comprender, que tenga sentido, ten presente que el Espíritu Santo te hablará de una forma que podrás comprender.
Cuando escuches esa comunicación, observa cuán personal es, cuán altamente individualizada es que – incluso si son dos o tres palabras – esas pocas palabras cobran sentido para ti.
Si tienes pensamientos que te dicen que lo que escuchas eres tú mismo y no el Espíritu Santo, simplemente recuerda el hecho de que el Espíritu Santo está empleando todo de ti para hablarte, para guiarte, para brindarte Paz y simplemente confía en que el Espíritu Santo sabe exactamente cómo hacer esto.
Durante los próximos días, al escuchar pequeños y amorosos pensamientos, sugerencias, mensajes, permítete estar más y más concientes de ellos.
Bien podemos decir “Oh, ese soy yo hablando” pero si ese pensamientos es amoroso, si es dulce, si es esperanzador, es el Espíritu Santo.
Esperamos hayan disfrutado estos diez consejos, y el último de ellos termina en el mismo lugar donde comenzamos con el primero.
La importancia de estar concientes de nuestros pensamientos es crucial para escuchar la Voz de Dios en nuestro interior. La razón de esta criticidad radica en que primero debemos reconocer cuándo no estamos escuchando esta Voz con el propósito de reconocer que queremos escucharla.
Estamos muy acostumbrados a nuestro sistema de pensamiento, la forma en que vemos las cosas, tener razón según nuestra experiencia, según nuestra percepción; ni siquiera reconocemos cuando algo nos duele. Simplemente estamos acostumbrados a sentirnos frustrados, enojados o impacientes.
Estamos acostumbrados a sentir miedo en presencia de nuestros jefes o cuando conducimos el auto.
Es aceptable para nosotros juzgar a la persona que se sienta a nuestro lado en el trabajo, o que vemos en la oficina de al lado o que vive al lado de nuestro hogar.
Es natural para nosotros sentirnos enojados cuando nuestros hijos no hacen aquello que nosotros queremos que hagan, o cuando los adolescentes del barrio escuchan la música a muy alto volumen.
Estas cosas son justificables, son normales y representan aquello a lo que estamos acostumbrados. Y sin embargo, si esto es lo que estamos acostumbrados a hacer y no estamos concientes de lo que escuchamos, de lo que pensamos o percibimos, no es posible para nosotros buscar algo diferente.
Por lo tanto, estar atentos a nuestros pensamientos no es solamente estar atento a los pensamientos que cruzan nuestra cabeza, sino que es estar atentos a la experiencia ya que, en última instancia, nuestra experiencia deriva de nuestros pensamientos. Nuestros pensamientos crean nuestra experiencia y no al revés. Aquello que pensemos será percibido y aquello que percibamos será experimentado.
Si cambiamos nuestros pensamientos, nuestra experiencia también habrá de cambiar. Por lo tanto, con el propósito de escuchar la Voz de Dios, debemos estar concientes, en primer lugar, que no la estamos escuchando y podemos volvernos concientes de que no la estamos escuchando cuando experimentamos el dolor, el sufrimiento o el juicio crítico que estamos teniendo.
Ya que sabemos que Dios es amoroso, sereno, compasivo, pleno en comprensión y gracia. Entonces, si no estamos teniendo este tipo de experiencias es que no estamos escuchando la Voz de Dios.
Una vez más, es importante detenernos durante un momento en el medio de cualquier actividades que estemos desarrollando y reconocer qué estamos experimentando.
Al principio, bien puede parecerte extraño hacer esto, bien puede ser que no lo hagas con regularidad o frecuencia, pero cuánto más practiques estar atento a tu experiencia, más podrás reconocer si te gusta la experiencia o no, si quieres seguir experimentando lo mismo u otra cosa, independientemente de si estas escuchando la Voz de Dios en ese momento o no - y si te dices que estás experimentando temor o dolor, frustración o enojo puedes detenerte durante un instante y decir:
Espíritu Santo, ¿cómo puedo ver esto de otra manera?
¿Cómo puedo experimentar esta situación de otra manera?
Por favor, dame una nueva manera de ver las cosas, de percibir las cosas.
Y en ese momento puedes cambiar la percepción y ver las cosas a través de los ojos del Espíritu Santo, ver las cosas con compasión y amor, con comprensión y perdón. Pero todo esto comienza por el simple hecho de estar atentos a nuestros pensamientos, a nuestros sentimientos y a nuestra experiencia.
Por lo tanto, te entregamos ahora un último ejercicio como parte de estos diez consejos, un ejercicio para volvernos atentos de nuestra experiencia. No necesita gran cosa, no requiere que dejes de hacer lo que estés haciendo, si no simplemente reconocer qué estas experimentando y luego preguntarte si te sientes bien.
Pregúntate si quieres experimentar algo diferente y cómo sería; y si decides que quieres experimentar algo de otra manera, a pensar de que pienses de que tú tienes la razón, de que tu ira está justificada e incluso si tienes alguna resistencia, si hay una parte en ti que quiere tener paz, dicha o entendimiento o perdón cuando tú no te sientes de esa manera; ese es entonces el momento adecuado, el momento perfecto en el que puedes elegir algo diferente.
Es ése el momento en el que tienes el poder de preguntarle al Espíritu Santo que te ayude a ver las cosas de otra manera, para experimentar algo de otra manera, para comprender algo nuevo o desde una perspectiva distinta.
Inspira profundamente en ese momento y entrégate a esa pregunta, a esa alternativa y a ese poder que tienes par cambiar tus pensamientos gracias al Espíritu Santo.
Y recuerda que si lo haces, todas las cosas son posibles. Aquí es donde sucede la verdadera sanación y éste es el momento en el que tú te abres a escuchar la Voz en tu interior.
Bendiciones para ti en este proceso. Recuerda que tienes todo lo que necesitas para tener éxito.
DavidPaul y Candace Doyle expresamente han pedido que te informemos lo siguiente:
Existen infinidad de maneras de escuchar la Voz de Dios en el mundo. El Espíritu Santo puede utilizar todo como una oportunidad para comunicarse con nosotros.
Una de las maneras más comunes en que las personas escuchan esta Voz, sean conscientes de ello o no; es pidiendo señales. Estas personas bien pueden tener dudas o inquietudes sobre un tema en particular, bien pueden no saber qué hacer y repentinamente algo les sale a su encuentro.
Este “algo” puede ser alguien que inesperadamente llama por teléfono, escuchar una conversación en un almacén y de pronto esta persona sabe qué debe hacer. Quizás no ha pedido conscientemente una señal pero algo del universo ha llegado hasta ellos para ofrecerles exactamente lo que están buscando. Quizás la señal no esté directamente relacionada con el tema o la pregunta, pero a pesar de todo la señal responde la inquietud, y, en líneas generales desde un lugar totalmente inesperado.
Este es un escenario muy común entre las personas. El Espíritu Santo está siempre con nosotros, seamos conscientes o no de su presencia, y el Espíritu Santo siempre responde nuestras preguntas, nuestras preocupaciones y nuestros pedidos de ayuda, los hayamos formulado conscientemente o no.
Y así es como las personas reciben comunicación de Dios todo el tiempo, aunque no siempre la reconocen como tal.
Sin embargo, tenemos la alternativa que nos permite preguntar de manera consciente, de preguntar como hábito, de hacer que el hecho de preguntar sea una experiencia con la que podemos contar y esperar.
Cuando abrimos la puerta al Espíritu Santo, tal como sugerimos en el Consejo Nº 3, iniciando un diálogo, una comunicación; también podemos pedirle al Espíritu Santo que se comunique con nosotros a través de señales. En particular, podemos decir “Espíritu Santo, por favor entrégame una señal que yo pueda identificar claramente que proviene de Ti, una señal que yo pueda recibir y así saber exactamente qué hacer en esta situación”.
Cuando practicamos de esta manera, sin hacerlo en un estado meditativo, es decir siempre cerrando nuestros ojos para pedir y recibir mensajes; podemos adentrarnos en el mundo de una forma absolutamente natural, estando conscientes de todo aquello que nos rodea.
En otras palabras, todo tiene que ver con estar presentes y al hacerlo podemos pues recibir señales.
Siempre están allí, esperándonos, el tema es que nosotros estamos generalmente ocupados, concentrados en otras cosas. Una vez más, nuestras mentes están inquietas, ansiosas y no somos conscientes de las señales que se nos brindan. Pero la verdad es que esas señales están siempre allí y pueden llegar en diversas formas, en una película, libros, conversaciones, acontecimientos en el mundo, en la oficina o mientras conducimos el auto. Escuchamos un programa de radio, recibimos un correo electrónico, no importa la forma, todo puede ser empleado por el Espíritu Santo como una señal para comunicarse con nosotros.
En los días por venir, practica este ejercicio. Cuando te despiertes por la mañana, tómate un momento antes de salir de la cama. Inspira profundamente, conéctate con el Espíritu Santo de la forma que mas te sientas a gusto y pídele al Espíritu Santo que se comunique contigo a través de una señal. Pídele ayuda para estar atento para recibir esa señal, para estar en el presente, para estar atento a todo lo que sucede, con quien te encuentras a fin de poder recibir la señal. Puedes, de ser necesario, formular una pregunta y pedir una señal como respuesta. Ten presente que cuánto más practicas, más fácil es.
Cuando comencé a preguntarle al Espíritu Santo cómo escuchar Su Voz, a través de Candace hace ya 10 años, no podía escuchar nada en mi interior. Hacía de todo y sólo escuchaba silencio. Así fue que el Espíritu Santo comenzó a trabajar en mí y empecé a pedir señales. Al principio, tardaba cinco días en recibir una señal pero luego fueron cuatro días, luego tres, dos y así se transformó en algo fácil donde ningún esfuerzo era necesario.
Por lo tanto, y durante los días por venir, practica este proceso. Pide una señal, ábrete y desea recibirla. Te sorprenderá ver que cuanto más practicas, más fácil es recibir comunicación del Espíritu Santo.
Consejo 5 Profundizando Tu Entendimiento
Muchas veces, al reflexionar sobre el Espíritu Santo, solemos pensar que es una entidad específica y separada, que es el mensajero perfecto de Dios como así también muchos otros conceptos e ideas que podemos tener sobre el Espíritu Santo. Estas ideas bien pueden mantenernos alejados de Él o bien pueden acercarnos.
Si en verdad quieres unirse con el Espíritu Santo, si en verdad quieres tener una experiencia más profunda de la unión que existe con el Espíritu Santo, entonces lo que debes buscar es ampliar tu comprensión del Espíritu Santo, permitiendo que aquello que sabes en verdad te sea útil. Si quieres ser conducido hacia esta Voz, hacia este mensajero, hacia este Consolador, permite que tus conceptos sobre Él te sean literalmente atractivos, de forma tal que ellos te atraigan hacia el Espíritu Santo.
El Espíritu Santo es muchas cosas – imprecisas de alguna manera, muy precisas de otra – y puedes definirlo de la forma más amorosa, atractiva y deseable que quieras.
El Espíritu Santo es la Voz que habla por la verdad, es el mensajero de Dios en el mundo.
El Espíritu Santo es una forma de pensar que nos permite experimentar Paz en lugar de dolor.
El Espíritu Santo es amor infinito y aceptación.
El Espíritu Santo es nuestro eterno compañero, amigo, camarada, e incondicionalmente este compañero, este amigo, este camarada jamás habrá de abandonarte.
El Espíritu Santo es la decisión de ser felices en todo momento.
Permite que tu entendimiento del Espíritu Santo te acerque a él. Permite que sea algo de lo cual no quieres alejarte, algo que sea tan atractivo y deseable y hermoso que te sientas atraído una y otra vez. Observa qué es lo que te gusta y admiras en alguien o en algo, observa qué es lo que te atrae de alguien o algo y también observa que eso también es un aspecto del Espíritu Santo.
Permítete expandir tu experiencia y tus ideas sobre el Espíritu Santo, de forma tal que no tan solo seas atraído hacia Él sino que puedas verlo en acción en todas partes.
Dondequiera que mires, el Espíritu Santo está, no puedes evadirlo. Está en todo lo que ves, en todo lo que lees o escuchas, en todo lo que contemplas.
Abriéndote a estas ideas sobre quién y qué es el Espíritu Santo en verdad, te estás permitiendo una mayor experiencia del Espíritu Santo y estás concediendo una bendición para todos.
Por lo tanto, en los próximos días, observa cuáles son las ideas que abrigas sobre el Espíritu Santo.
¿Cuáles son tus conceptos y creencias sobre quién y qué es el Espíritu Santo?
Estos conceptos o creencias, ¿te permiten acercarte o alejarte de él?
¿Cómo podrías expandir tus ideas sobre el Espíritu Santo?
¿Cómo podrías abrirte y ampliar tus creencias sobre qué y qué es el Espíritu Santo de forma tal que ésa sea tu realidad en todo momento y no únicamente en ocasiones?